La alimentación desempeña un papel crucial en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, diabetes y otras afecciones crónicas no transmisibles. En conmemoración al Día Mundial de la Diabetes el pasado 14 de noviembre, es fundamental destacar la importancia de la prevención, donde la alimentación, el mantenimiento del peso adecuado y la actividad física moderada son pilares clave.
La diabetes mellitus tipo 2 representa uno de los desafíos más significativos en Salud Pública, no solo por su prevalencia y incidencia, sino también por las complicaciones derivadas de la hiperglucemia crónica. Sorprendentemente, solo el 30-40% de los diabéticos en tratamiento logra un control metabólico efectivo, resultando en una morbimortalidad cardiovascular tres a cuatro veces mayor que en la población general.
La diabetes tipo 2, también conocida como diabetes del adulto, es prevenible en el 90% de los casos. Mantener una alimentación con bajo Índice Glucémico es crucial, siendo las verduras, como el brócoli, protagonistas esenciales. Planificar las comidas, especialmente en la prevención y tratamiento de la diabetes tipo 2, contribuirá al control glucémico y asegurará una nutrición adecuada.
La distribución de carbohidratos a lo largo del día es esencial, asignando el 30% al desayuno, el 40% a la comida, y el 30% a la cena. Evitar los carbohidratos de absorción rápida y optar por aquellos de absorción lenta o índice glucémico bajo es fundamental.
El brócoli, estrella de la temporada, destaca por su bajo índice glucémico, escaso almidón y alto contenido de fibra. Su consumo beneficia no solo en platos individuales sino también en preparaciones de pasta, arroz y quinoa, aumentando el volumen del plato sin incrementar significativamente las calorías, y aportando valiosa fibra.
El sulforafano, abundante en el brócoli, ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre, convirtiéndolo en una opción ideal, especialmente en la diabetes tipo 2 según investigaciones recientes de Suecia. La combinación de antioxidantes y fitoquímicos, junto con su bajo aporte calórico, contribuye a la prevención de diversas patologías y al control del peso.
Aunque el brócoli se consume comúnmente hervido, existen diversas formas de prepararlo. Personalmente, prefiero disfrutarlo crudo, rallándolo finamente para agregarlo a tortillas, pizzas y carne picada, potenciando su sabor sin perder nutrientes. En las consultas de nutrición, se utiliza el método del plato, como el «Plato Healthy Family» basado en la Dieta Mediterránea y el de la Universidad de Harvard, para visualizar la cantidad de verduras recomendadas en cada comida.