Comer no es igual a nutrir. Mientras que comer es una elección consciente de los alimentos que ingerimos, nutrirse es un proceso inconsciente donde nuestro cuerpo extrae los nutrientes esenciales para su funcionamiento. Esto cobra vital importancia en el verano, ya que a veces, a pesar del exceso de peso, nos encontramos mal nutridos debido a la falta de nutrientes necesarios para mantener una salud óptima.

Nuestra piel, cabello, tono muscular e incluso la hinchazón dependen de los nutrientes que consumimos, así como de su influencia en nuestra microbiota intestinal. La ausencia de variedad en los micronutrientes es un factor que contribuye a patologías inflamatorias o autoinmunes. Por eso, es fundamental alejarse de la sobrealimentación occidental, que suele llevar a problemas como obesidad, hipertensión y diabetes debido a la falta de diversidad nutricional.

Una alimentación saludable se basa en verduras y frutas. Cuanta más diversidad de colores y formas, más micronutrientes y vitaminas obtenemos. Recetas tradicionales como el gazpacho y el pisto de verduras tienen un rol esencial en una dieta equilibrada durante el verano. Alimentos como brócoli, coliflor, calabaza y pimientos son ricos en nutrientes esenciales y fibras para una microbiota saludable, cubriendo nuestras necesidades de micronutrientes.

El kale es otro tesoro nutricional, con vitamina C, calcio, betacarotenos y antioxidantes, además de ser bajo en calorías. Lo recomiendo especialmente horneado con queso. El brócoli también es crucial en verano, ya que su contenido de sodio, potasio, fibra, vitamina C y magnesio combate la oxidación celular causada por el sol, previniendo el envejecimiento prematuro. Combinarlo con zanahorias crudas en ensaladas potencia sus efectos beneficiosos.

Los alimentos antiinflamatorios desempeñan un papel clave en la dieta. Aunque las alcachofas frescas no sean de temporada, las conservas de alta calidad como las caseras o de «Caprichos del Paladar» son excelentes opciones. Las alcachofas son ricas en fibra, propiedades depurativas y antiinflamatorias, siendo una excelente opción en verano.

No solo importa lo que comemos, sino también nuestro estado emocional para absorber adecuadamente los nutrientes. Recuerda:

• El agua debe ser tu principal bebida.
• Limita los ultraprocesados con alto contenido de azúcar y grasas.
• Incluye alimentos ricos en omega-3 como pescado azul, mariscos y frutos secos.
• Prioriza huevos de calidad.
• Realiza ejercicio moderado a diario, como caminar o bailar.
• Descansa y maneja el estrés.
• Mantén emociones positivas, enfrentando desafíos de manera saludable.
• Redescubre guisos caseros y planifica tus comidas.
• Compra de manera saludable y eficiente para reducir el desperdicio.
• Cuida tu microbiota con alimentos fermentados como kefir, yogur y chucrut.

Recuerda, la alimentación es personalizada según tu edad, estado físico y estilo de vida. Si tienes dudas, consulta a un especialista. Estamos aquí para guiarte hacia un verano saludable y lleno de vitalidad.»